viernes, 10 de febrero de 2017

PRESUPUESTO



Estaba muy preocupado presupuestando la instalación de los desagües de un parking y su hijo no paraba de incordiar. Tenía que hacerlo sí o sí porque había quedado con un cliente a las ocho de la mañana del día siguiente y eran las ocho de la tarde y todavía no lo tenía listo. Había probado con los dibujos animados pero se cansó. Le puso una película de Disney y no aguantó ni el primer acto. El chiquillo se bajó los pantalones e hizo pedorretas con la boca, abrió todos los cajones del cuarto de baño, destrozó las revistas de la mesita del comedor y, por si fuera poco, se puso a introducir palillos en un enchufe. El padre dejó el presupuesto a medias en un documento word, fue al baño, abrió el cajón de las pastillas y tomó un ansiolítico con un poco de agua del grifo.
 
-¿Ya está, papi? ¿Jugamos?- Dijo el niño saltando sin parar.
 
En ese momento miró a su hijo fijamente y pensó en la posibilidad de que fuera hiperactivo, en el tratamiento a seguir, medicación y demás, en el hijo de su hermana, que también tenía los mismos síntomas y en la posibilidad de que esa dolencia fuera genética. Cogió su teléfono móvil, descargó una aplicación de un juego infantil y se lo dio al niño. Éste entendió los mecanismos con mucha rapidez, se sentó en el sofá y pasó un buen rato en silencio, toqueteando aquel aparato, con los ojos abiertos como platos, catatónico. 

Él volvió al ordenador y terminó su presupuesto.

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