jueves, 14 de enero de 2016

A LA VEZ MEJOR





“¿Qué tal si bailamos un rato?” Le dice Doña Tristeza a Don Infeliz. “Perfecto, responde Don Infeliz, pongo a Leonard Cohen y echamos ese bailecito si prometes leerme ese capítulo de Henry Miller antes de dormir.” “Lo haré susurrándotelo al oído”, dice Doña Tristeza con cara de divertida infelicidad. “¡Ummh! Me estoy excitando, cariño”, murmulla Don Infeliz mientras se manosea por ahí. “Eso no es nada, replica Doña Tristeza bailando tristemente en la penumbra, el otro día hablé con Schopenhauer y tengo una sorpresa para ti.” Don Infeliz, ojiplatónico, traga saliva. Ella sonríe taciturna. Él coge un cuchillo de la cocina. “¿Me corto las venas, me las corto?” Grita. “No, cariño, concédeme este baile, eso ya lo haremos juntos dentro de un rato. Los orgasmos me gustan al mismo tiempo, ya sabes, que sean simultáneos.” “Sí, contesta Don Infeliz, a la vez mejor, es más triste.” La música sonó y empezaron a bailar.

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