La pareja se quedó un instante con la mirada perdida. Ella negaba con la
cabeza. Él asentía sin mucha convicción. "Lo
quiero gris, Andrés ¿Me has oído? Gris, no marrón, ni blanco, ni negro...
Gris". "Ya, pero no puedes
negarme que el negro es mucho más señorial, gordi", dijo volviendo su
mirada al escaparate. "No me llames
gordi en público, cari. Sabes de sobra que me pone nerviosa. No debe ser muy caro el gris, ¿llevas Visa?". Andrés asiente con la cabeza. De
repente, se oye un ladrido al otro lado del cristal. Ella resopla indignada y
mira a su marido con los ojos encendidos como esperando una respuesta. "¿Qué, no dices nada? Ladra, Andrés,
encima ladra. ¿No lo has oído? Lo que nos faltaba. Anda, vámonos."
Ella le cogió por el brazo y se marcharon bajando la avenida. Los colorines de
la decoración navideña chispeaban alegremente en sus pupilas.La hora del rinoceronte es aquella en la que los humanos retozan al sol cerca de una charca donde refrescarse o bien contemplan la lluvia bajo algún árbol tupido de sábanas verdes. Se tocan unos a otros y se miran y se escuchan y se leen en ese instante mágico donde todo es propicio menos el trabajo y la obligación. La hora del rinoceronte es la hora de los humanos en peligro de extinción, el cobijo de los soñadores, el rincón de la procrastinación.
jueves, 17 de diciembre de 2015
LO QUE NOS FALTABA
La pareja se quedó un instante con la mirada perdida. Ella negaba con la
cabeza. Él asentía sin mucha convicción. "Lo
quiero gris, Andrés ¿Me has oído? Gris, no marrón, ni blanco, ni negro...
Gris". "Ya, pero no puedes
negarme que el negro es mucho más señorial, gordi", dijo volviendo su
mirada al escaparate. "No me llames
gordi en público, cari. Sabes de sobra que me pone nerviosa. No debe ser muy caro el gris, ¿llevas Visa?". Andrés asiente con la cabeza. De
repente, se oye un ladrido al otro lado del cristal. Ella resopla indignada y
mira a su marido con los ojos encendidos como esperando una respuesta. "¿Qué, no dices nada? Ladra, Andrés,
encima ladra. ¿No lo has oído? Lo que nos faltaba. Anda, vámonos."
Ella le cogió por el brazo y se marcharon bajando la avenida. Los colorines de
la decoración navideña chispeaban alegremente en sus pupilas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario