miércoles, 9 de diciembre de 2015

REHABILITACIÓN


-¿Qué le ocurre?- Dijo el doctor.
El paciente le miró ojiplático. Pensó que la pregunta no tenía lugar, que estaba fuera de contexto, que era una cuestión rutinaria, una más, sin más intención que la de deshacerse de él lo antes posible.
-Me ocurre que siento, doctor.
-Bien. ¿Qué siente? Y sobre todo, sea claro, por favor. Dígame dónde lo siente.
-Siento. Y ya. Siento mucho. Se lo digo a la gente y no me cree. Siento cosas. Me pasa a menudo y no entiendo a las personas que me recriminan que sienta. Me dicen que eso no tiene sentido, que no es bueno sentir, que viva sin sentir, que ponga la televisión más a menudo, que me compre un perro y todas esas cosas. Pero no me gustan los perros. ¿Qué puedo hacer? Yo lo intento, doctor, le juro que lo intento, pero no puedo dejar de sentir sentimientos con mis sentidos.
-De acuerdo, sentir es algo preocupante. Pero le vuelvo a repetir, si no me dice donde siente, no puedo hacer nada.
-Siento por todo el cuerpo, doctor. Créame. Es muy fuerte.
El doctor se puso a escribir en un papel en blanco durante un buen rato. El paciente se temía lo peor, un tratamiento de shock o algo parecido y empezó a morderse la uñas como el que se pone a comer pipas.
-Además me viene de repente. Siento en el metro, en el trabajo, en la cama con mi mujer, en la oficina de Hacienda...
-Sí, sí. Me temo que es grave. Tiene usted sensibilidad integral.
Terminó de escribir y extendió el papel sobre la mesa.
-He solicitado su ingreso en un centro de desinsebilización. Al principio será difícil pero créame, después se acostumbrará. Son muy férreos con el horario y las actividades. Mirará las Mañanas de Televisión Española de 9 a 11. Después jugará al Candy Crush hasta la hora de comer. Eso lo hará mientras vea Mujeres, Hombres y Viceversa en Telecinco. Olvídese de siesta y nada de animalitos. Los programas de animales le pueden hacer sentir y, ya sabe, se empieza por ahí y luego... No escuchará música, la tiene usted prohibida desde ahora. Nada de leer. No lea, por favor, si no todo el tratamiento no tendrá sentido. Por las noches, tendrá la oportunidad de ver su perfil de Facebook durante un tiempo pero no podrá escribir. No escriba. No lo haga bajo ningún concepto. Puede usted limitarse a hacer corta y pegas de frases relevantes pero en ningún momento se las crea porque corre el riesgo de recaer y sentir algo demasiado fuerte. Si por casualidad recuerda usted cualquier sueño que haya tenido durante su estancia allí, no olvide contárselo a las supervisoras del centro. Ellas, muy amablemente, le llevarán a que deposite su voto el día de las elecciones. ¿Algo más?
El paciente niega con la cabeza. El doctor le da su informe médico con cara de falsa preocupación.
-¿Me puedo marchar?
-No, no. Calculo que la ambulancia llegará en breve. Puede sentir lo que quiera, de momento. Supongo que tardará un cuarto de hora a lo sumo.
El paciente miró la consulta como un extraterrestre en la cola del Mercadona. Una lágrima resbaló por su mejilla. El doctor cogió su teléfono móvil, puso morritos y se hizo un “selfie”.

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